Liberarse de la discusión

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Sabes que las discusiones son dolorosas y no llevan a ninguna parte, pero no puedes detenerte. Escuchas tu propia voz fuerte que impone su opinión y niega la de la otra persona. Te repites y repites, subiendo de tono cada vez más y al mismo tiempo sabes que esto no ayuda. Después de la pelea sientes dolor y exasperación. Anhelas algún camino que pudiera ser más fácil y conectado.

La mayoría de las veces, surgen y se repiten los mismos argumentos porque tanto tú como la otra persona no confían en que sus necesidades serán escuchadas y honradas. Sin esta confianza, te aferras a tu opinión acerca de la forma en que debería ir el asunto. Crees que tu camino es único y que no existe otra manera.

Una vez que se establece confianza, es fácil romper el ciclo repetitivo de las discusiones. Cuando surge la confianza, ambas personas pueden acceder a la cooperación. Veamos algunos pasos sencillos para edificar la confianza y luego invitar a la cooperación.

Escuchar y honrar tus necesidades comienza por tu interior. Es mucho pedirle a la otra persona que escuche tus necesidades cuando no lo haces por ti misme. Puedes comenzar el proceso que te permita identificar y honrar tus necesidades mediante una práctica diaria de autoempatía. También es esencial tener una interacción constante con otras personas que puedan ofrecerte cuidado y curiosidad sobre tus necesidades. Estas personas podrían ser amistades empáticas, o une terapeuta por ejemplo. Recibir atención compasiva de otras personas sobre tus necesidades te ayuda a construir la confianza de que está bien tener necesidades y expresarlas.

Aprender a ofrecer empatía también es esencial para generar confianza en ti y hacia las demás personas. Si no has aprendido de forma explícita, ni te has ejercitado en brindar empatía, existe una buena probabilidad de que, de manera regular, no satisfagas las necesidades de otras personas de ser escuchadas y honradas. Si vives una relación íntima, para construir confianza, es preciso tomarse un tiempo a diario o semanal, solamente para escuchar a tu pareja con empatía. Dado que los hábitos de discutir, dar consejos y ofrecer soluciones a problemas están tan arraigados, sería útil usar un cronómetro para mantener el foco. Por ejemplo, tu pareja habla durante tres minutos sin interrupciones. Después, durante cinco minutos tú haces suposiciones empáticas utilizando la frase: “¿Te sientes______ porque necesitas______?”, también con el apoyo de una lista de sentimientos y necesidades. Tu pareja identifica sus dos sentimientos y necesidades principales. Luego intercambian roles. La confianza se fortalece poco a poco cuando se crea un espacio seguro donde recibes escucha mientras cuentas los eventos habituales de tu día o las cosas que marchan bien.

Cuando la confianza comienza a surgir, encontrarás que puedes acceder a hábitos de diálogo colaborativo. Con la colaboración, sostienes la intención de reconocer tus necesidades y expresarlas completamente, y también de reconocer y escuchar lo mismo de la otra persona. Eres consciente de que desde este lugar de conexión con las necesidades, el avance será relativamente fácil, incluso aunque por el momento no se vea la solución.

Dentro de la práctica de reconocer y expresar plenamente tus necesidades, hay un par de elementos claves que necesitan ser destacados. Primero, el dar tu opinión nunca es el punto final. Cuando te escuches dictar tu opinión o una directiva, es una señal para que de inmediato te pongas en contacto con tus necesidades. Pide a la otra persona que aguarde con su respuesta, hasta que puedas identificar tus necesidades. También podrías pedir apoyo, solicitándole que te ayude a encontrarlas, formulando suposiciones empáticas.

Cuando identifiques tus necesidades, pon la mayor parte de tu atención allí. Deja tus opiniones o ideas momentáneamente a un lado y sostenlas con liviandad. Esta capacidad de liberar el apego a tu opinión sobre lo verdadero o cómo deberían ir las cosas está respaldada por un sentido de confianza en que tus necesidades pueden ser escuchadas y respetadas. Esa confianza deja espacio para nuevas formas de satisfacer tus necesidades que en ese momento no puedes predecir.

Conocer y honrar totalmente las necesidades de otra persona significa poder hacer suposiciones empáticas. A veces esto quiere decir que es preciso entender explícitamente qué necesidades en particular se conectan con algunas opiniones específicas.

Cuando ambas personas se sientan completamente escuchadas con respecto a sus necesidades y las ideas asociadas a ellas, estarán listas para seguir adelante con la colaboración. Es útil recordar preguntas y frases colaborativas como estas:

• Centrémonos y hagamos espacio para que surjan ideas creativas.

• ¿Tienes alguna idea que podría funcionar para satisfacer las necesidades de ambas partes?

• Quiero que esto funcione para ti y para mí.

• ¿Qué necesitamos cambiar para que esto funcione para ti y para mí?

• Tengo apertura para hacerlo de otra manera, distinta a la que hemos planeado.

• Confío que podamos encontrar un camino para que esto funcione para cada parte.

• No insisto en que se haga a mi manera.

• Hagamos primero una lluvia de ideas sobre nuevas posibilidades. Hagamos una lista de cinco ideas sin juzgarlas de ninguna manera. 

• Está bien, las dos necesidades más importantes son _____________, vamos a mantener el foco en las ideas que atiendan estas necesidades.

• ¿Nos estamos apegando a satisfacer todas estas necesidades al mismo tiempo? ¿Y si programamos las cosas de otra manera?

• Ayúdame a comprender ¿qué en particular hace que prefieras esa estrategia?

• ¿Qué cosa nos estamos imaginando como una variable inamovible en esta situación?

• ¿Qué pasa si....?

La clave en un diálogo colaborativo es que se está avanzando hacia nuevas ideas para satisfacer las necesidades en esa situación. Esto parece bastante simple pero a medida que comiences a sentir ansiedad por recibir escucha, los patrones argumentativos pasados te atraen como un imán gigante. Quieres volver a las estrategias que has usado en el pasado (sin importar que hayan sido ineficaces) como convencer, minimizar, escalar, etc. En ese momento, es mejor hacer una pausa en el diálogo y encargarte de recuperar tu centro, que continuar con lo que trae la ansiedad y los viejos hábitos.

¡Lo emocionante acerca de reemplazar las discusiones por la colaboración es que es divertido! Cuando descubras que la colaboración te lleva a ideas completamente nuevas sobre cómo avanzar, te divertirás.

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Práctica

Tómate un momento ahora para reflexionar sobre la última discusión o intercambio desconectado que tuviste. Utiliza la lista de necesidades para identificar tus propias necesidades y hacer suposiciones empáticas sobre las necesidades de la otra persona.