Una estrategia sencilla para prevenir malentendidos

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¿Alguna vez has dicho algo que crees que no reviste demasiada importancia, quizás algo como: "Creía que ibas a venir a cenar", y la otra persona reacciona como si acabaras de disparar un misil de crítica y acusación? Tras el shock inicial de ver lo sucedido, notas que te sumerges en un torbellino de defensas y explicaciones.

Cuando dices algo, el oyente normalmente sólo escucha el 8% del contenido de tus palabras. La expresión facial, el lenguaje corporal, el tono de voz y lo que ocurre en el interior del oyente completan el resto. Esto deja un amplio margen para los malentendidos, la confusión y las suposiciones.

Dada la complejidad de la comunicación humana, es sorprendente lo mucho que se puede simplificar con una sencilla estrategia: realizando un pedido de reflejo de lo escuchado. Un pedido de reflejo es una forma de comprobar con la otra persona lo que escuchó y qué entendió acerca de lo que dijiste.

Lo más difícil de esta sencilla estrategia es acordarse de preguntar. Es fácil asumir que estamos en una realidad compartida con la otra persona. También puede resultarte incómodo confirmar lo que entendió la persona si no tienes la costumbre de hacerlo, o podrías temer una reacción desagradable a tu pedido. Para facilitar ese aspecto, te puede ayudar nombrar para qué estás haciendo ese pedido (para cuidar la conexión, para asegurarte de que estén en la misma página, etc.).

Para iniciar el hábito de hacer pedidos de reflejo, te invitamos a elegir un ámbito de la vida y una relación o contexto en el que practicarás. Los ámbitos de la planificación y la toma de decisiones compartidas son los que pueden producir resultados beneficiosos más evidentes. Cada vez que te encuentres en una conversación sobre planificación dentro de una relación o en cualquier otro contexto que hayas elegido, ofrece un reflejo de lo que estás escuchando y comprendiendo, y pide a la otra persona que haga lo mismo.

Aquí tienes varias formas de hacer una petición de reflejo:

"¿Podrías decirme qué me has oído decir para asegurarnos de estar en la misma página?"

"Me pregunto si podrías decirme qué has entendido de lo que he dicho. Me daría la seguridad de que nos estamos entendiendo".

"No tengo la seguridad de haberme expresado con la claridad que quería; ¿podrías reflejar si quieres con tus palabras lo que escuchaste?".

“¿Estarías de acuerdo con decirme lo que entendiste de lo que acabo de decir?"

"¿Me podrías decir qué te llegó de lo que dije?"

"¿Estarías de acuerdo con reflejar lo que estás oyendo?"

Los pedidos de reflejo son especialmente importantes cuando las emociones son fuertes y la relación está consolidada. Cuanto más te conoce la persona, más cree saber lo que quieres decir. Sus propias ideas sobre ti y tu relación con ella le impiden escucharte realmente. Acostúmbrate primero a hacer pedidos de reflejo del contenido de lo que expresaste en interacciones más neutras para poder recurrir a esta estrategia en situaciones emocionalmente difíciles.


PRÁCTICA

Intenta hacer un pedido de reflejo al menos tres veces esta semana. Elige un área de la vida y una relación o contexto en el que vas a practicar. Observa si apoyan la comunicación y la conexión y reflexiona acerca de cómo puedes ir refinando tus pedidos y encontrando tu propia manera de expresarlos.