Cómo escuchar mensajes desafiantes y expandirse hacia el amor
Esta Joya de Conexión está disponible en formato audio
Tienes la libertad de expandirte hacia el amor (puedes sustituir la palabra “amor” por “conexión” si te inspira más) cuando tu sentido de la identidad no se encuentra fuertemente arraigado a tus preferencias, hábitos, competencias, atributos físicos, opiniones o sentimientos. Dar y recibir amor es un constante flujo de energía vital que a menudo te pide que salgas de tu limitado sentido de la identidad y entres en la perspectiva expansiva. Cualquier relación importante en tu vida te requerirá esto. Te corresponde a ti discernir la naturaleza de esa solicitud y cómo responderás.
La forma en que escuchas la llamada a extenderte hacia el amor dirige tu respuesta. Si oyes la solicitud como una crítica, una amenaza a tu identidad, un rechazo, una exigencia, etc., entonces la oportunidad de extenderte te parece algo forzado e inauténtico o hasta una invalidación de tu experiencia o un ataque. Esta manera de recibir el mensaje surge de cierta percepción de inseguridad, impotencia o miedo, así como de la confusión acerca del propósito de la solicitud en sí o de un apego a la forma en la cual piensas que la otra persona “debería expresarse”.
Marshall B. Rosenberg, el fundador de la Comunicación NoViolenta, decía: “Todo lo que te llega de otras personas es "por favor" o "gracias". Esas son las dos únicas cosas que los seres humanos dicen.”*
Desgraciadamente, las solicitudes de que te extiendas hacia el amor (los “por favor”) no suelen ser directas, habitualmente se manifiestan de modo indirecto o a través de formas tan extrañas que suelen ser muy difíciles de reconocer en su propósito. He aquí algunos ejemplos de lo que vemos como solicitudes de que te extiendas hacia el amor:
«¡Esta relación gira únicamente en torno a ti!»
«Necesito más afecto, ¿por qué te comportas con tanta frialdad?»
«No quiero tener que pedírtelo, si es así no lo quiero..."»
«Tú siempre con tanta negatividad».
«Por qué actúas como mi madre, siempre me estás criticando».
Éstas son algunas solicitudes indirectas para que te extiendas hacia el amor que hemos escuchado a lo largo de los años en talleres o sesiones de acompañamiento individual. Para poder escucharlas como una invitación a expandirte hacia el amor, muchas veces hace falta primero darte un tiempo de autoempatía: conectar con tus sentimientos y necesidades al recibir ese mensaje, permitirte sentir y tal vez hacer duelo de alguna necesidad insatisfecha en ti. Una vez hayas vuelto a tu equilibrio interior, tendrás más recursos para escuchar el mensaje de otra manera.
Como primer paso, podrías dividir cualquiera de estas expresiones en las necesidades universales que buscan atender y los pedidos concretos asociados. Luego, desde esa nueva perspectiva más amplia, podrías dar un paso más. Ese algo más es una invitación a cultivar algo nuevo en ti. Puede tratarse de una nueva conciencia, una nueva sensibilidad, una nueva capacidad, un nuevo nivel de acceso a una cualidad concreta, una nueva perspectiva, etc. Cultivar una nueva forma de relacionarse con la vida tiene un nivel de sutileza y complejidad difícil de articular, incluso con las habilidades del Diálogo Consciente y Compasivo.
Independientemente de la claridad del pedido que alguien te exprese, tu agencia reside en la voluntad de hacerte la pregunta: «¿Cómo podría ampliar los límites de lo que creo ser, al servicio del amor?». Y, por supuesto, cuanto más puedas hacer esta pregunta, antes de que haya frustración en una relación, más fácil te resultará abrazar la transformación desde la energía y la inspiración de tus valores más profundos. Veamos cómo estas preguntas pueden ser más específicas en relación con la «solicitud» ofrecida por otras personas.
Escuchas de otra persona: «¡Esta relación gira únicamente en torno a ti!» Te preguntas:
¿Cuál es el “por favor” que te está pidiendo esta persona? (Otra manera de preguntarte esto es: ¿Qué necesidad o anhelo hay detrás de este comentario?) Aquí podemos imaginar necesidades de atención, escucha, reciprocidad, mutualidad, importar…
¿Con qué frecuencia pido a la otra persona que comparta primero?
¿Cuánto tiempo escucho antes de volver a hablar de mí?
¿Cómo puedo encontrar una calma y quietud receptivas para que la otra persona pueda participar y compartir?
¿De cuántas maneras puedo invitar y recibir la experiencia de la otra persona?
¿Habitualmente cuento con los recursos para gestionar internamente lo que me sucede frente a las emociones presentes en la otra persona?
¿Podría esperar más tiempo a que la otra persona se manifieste?
¿Estoy sintiendo curiosidad por la experiencia de la otra persona sólo en lo que se refiere a mí?
Si mi necesidad de mutualidad o reciprocidad no está satisfecha, ¿he hecho pedidos claros y directos con respecto a mis necesidades?
Oyes de otra persona: «Necesito más afecto, ¿por qué te comportas con tanta frialdad?». Te preguntas:
¿Cuál es el “por favor” que te está pidiendo esta persona? (¿Qué necesidad o anhelo hay detrás de este comentario?) Aquí podemos imaginar necesidades de afecto, toque físico, calidez, y también atención, importar…
¿Qué pasa en mí cuando me propongo acercarme con más cariño o calidez?
¿Qué podría hacer en mi cuerpo para ablandarme?
¿Cómo puedo encontrar el valor para acercarme con calidez?
¿Qué pasaría si compartiera una sonrisa cálida aunque no me dé tanta comodidad hacerlo?
¿Cómo podría acceder a la calidez interna?
¿Cuántas pequeñas formas de ofrecer calidez y afecto puedo nombrar?
¿De cuántas maneras podría acercarme a la otra persona con amor?
Oyes de otra persona: «No quiero tener que pedírtelo, si es así no lo quiero..."» Te preguntas:
¿Cuál es el “por favor” que te está pidiendo esta persona? (¿Qué necesidad o anhelo hay detrás de este comentario?) Aquí podemos imaginar necesidades de autenticidad, espontaneidad, responsabilidad, colaboración, apoyo…
¿Cómo puedo encontrar la valentía y el apoyo para asumir el riesgo de ofrecer lo que está vivo para mí?
Si pudiera confiar plenamente en que pertenezco y en que hay aceptación para mi autenticidad, ¿de qué manera me comportaría en esta situación?
¿Qué necesidades veo a mi alrededor a las que me gustaría atender?
¿Qué me da sentido y propósito en la vida y cómo me gustaría vivirlo en este contexto?
Oyes de otra persona: «Tú siempre con tanta negatividad”. Te preguntas:
¿Cuál es el “por favor” que te está pidiendo esta persona? (¿Qué necesidad o anhelo hay detrás de este comentario?) Aquí podemos imaginar necesidades de esperanza, celebración, compartir…
¿Qué pasa en mí cuando me pregunto si hay “negatividad” en mí?
¿De qué creo que me protege mi “negatividad”?
¿A quién creo que traicionaría si estuviera floreciente y con alegría?
¿Qué creo que pasaría si dejara de quejarme?
¿Cómo podría conseguir apoyo para consentir la vulnerabilidad de la alegría plena, sin restricciones?
¿Qué pasaría si en la próxima interacción con otra persona la mayoría de mis expresiones fueran de gratitud y celebración?
Oyes de otra persona: «Por qué actúas como mi madre, siempre me estás criticando». Te preguntas:
¿Cuál es el “por favor” que te está pidiendo esta persona? (¿Qué necesidad o anhelo hay detrás de este comentario?) Aquí podemos imaginar necesidades de aceptación, amor, libertad…
¿Estoy tratando a esta persona como si fuera menor de edad y traspasando sus límites?
¿Qué pasaría si estuviera presente con lo que está ocurriendo sin juicios ni exigencias?
¿Qué apoyo necesito para permitirme la vulnerabilidad de no intentar controlar o dirigir a las demás personas?
¿Cuál es la diferencia entre mantener mi poder y tratar de ejercer «poder sobre» otras personas?
¿Puedo aceptar las preferencias, los estilos y las formas de hacer las cosas de otras personas?
Como cualquier forma de autorreflexión, sólo resultará útil si la realizas con compasión y amabilidad hacia ti. Si la vergüenza o un crítico interior te acompañan mientras te haces estas preguntas, la sabiduría y la intuición se te escaparán. Es mejor encontrar a alguien que pueda ofrecerte una presencia amable y empática mientras reflexionas con preguntas como éstas.
Visto desde la perspectiva expansiva, descubrirás que liberarte de la noción contraída y limitada de «mi, yo, mío», te permite aceptar la invitación a extenderte hacia el amor y vivir con más liviandad, alegría y autenticidad.
PRÁCTICA
Observando lo que te inspira curiosidad, esta semana, elige una sola pregunta de las enumeradas anteriormente para contemplarla. Con una actitud de amabilidad y compasión hacia tu propia persona, proponte cada mañana observar las posibles respuestas a esa pregunta a lo largo del día como inspiración para situaciones que pudieran ser similares en tu vida cotidiana. También podrías compartir esta joya y entablar una conversación sobre este tema con alguien de confianza. O quizás dedicar algo de tiempo a escribir en tu diario sobre tus propios mensajes desafiantes y las preguntas que podrías utilizar para apoyarte en tu expansión hacia el amor.
La siguiente semana, puedes elegir otra pregunta y reflexionar sobre esa.
Luego puedes preguntarte si observaste algún cambio espontáneo (interior o en tu comportamiento) al permanecer con esta reflexión y también invitarte a celebrar cualquier nuevo hallazgo o relajación.
*Si quieres explorar y entender más a fondo la cita de Marshall, te invitamos a escuchar este episodio del podcast de Vi: “Todo es un por favor o un gracias”