Cómo hacer pedidos con confianza
Es muy probable que, en nuestra vida, no hayamos tenido modelos de referencia o ejemplos concretos en cuanto a cómo hacer pedidos directos y claros. En cambio, con frecuencia vemos pedidos hechos de maneras indirectas y vagas. En general, se debe a que procuramos evitar ser considerades egoístas o volvernos una carga para las otras personas. Cuando los pedidos indirectos o vagos no reciben respuesta, probablemente se siguen expresando a través de quejas, protestas o exigencias. Y esto muy probablemente llene de frustración y dolor a todas las personas involucradas en la situación.
Hacer un pedido directo y específico abre el diálogo e invita a la colaboración y la mutualidad. Pedir lo que queremos directamente puede ser todo un desafío, al igual que hacerlo de una manera que genere conexión. El proceso se vuelve más sencillo si comenzamos por centrarnos en la experiencia de haber tenido satisfecha esa necesidad anteriormente. Cuando tienes tiempo de reflexionar sobre las situaciones en que esa necesidad fue satisfecha, accedes a un estado expansivo y adquieres una sensación de confianza en relación con esa necesidad. Además, traes a tu memoria el modo exacto en que esa necesidad se vio atendida en el pasado y esto ayuda al modo en que pones en palabras el pedido en el presente. Una parte importante de este ejercicio de reflexión consiste en revisar internamente todas las veces en que vimos satisfecha esa necesidad y no limitarnos a una persona o contexto particulares.
Cuando estás en camino de crecer en el arte de hacer pedidos, puede que sigas una progresión bastante frecuente: puede que al comenzar en tu “pedido” haya acusaciones, interpretaciones e historias del pasado; con el tiempo, comenzarás a usar palabras específicas de la sintaxis del Diálogo Consciente y Compasivo, con exactitud variada según el caso; y finalmente, serás capaz de ir más lento y comenzar un diálogo con la intención de conectar, y en la confianza de que tus necesidades importan y encontrarán un modo de cubrirse.
Veamos un pequeño ejemplo de esta progresión. Nos llega de parte de un lector de nuestras Joyas, a quien llamaremos “Rob”.
Rob expresa tener dificultad para compartir sus necesidades y sentimientos. Lo que más desea es ser visto y celebrado. Desea que su pareja Cris le pregunte más acerca de sus experiencias y que empiece las conversaciones sobre la relación tan a menudo como él.
Partiendo del dolor que le causa su necesidad insatisfecha de ser visto, Rob intenta expresar sus sentimientos y necesidades y hace un pedido asi: “Yo necesito tanta atención como la que te doy a ti. Me siento alejado, puesto a un lado y desatendido y descuidado. Necesito que te intereses en mi vida tanto como yo me intereso en la tuya. Es como si yo no fuese importante para ti.”
En este ejemplo, Rob intentó comunicar sus sentimientos, necesidades y pedidos. Sin embargo, principalmente logró expresar acusaciones, interpretaciones y justificaciones de por qué merece más atención. Y de manera trágica, porque lo más probable es que haya despertado la culpa, la desconexión y la actitud defensiva en Cris.
Si Rob usara lo mejor posible las palabras y construcciones del Diálogo Consciente y Compasivo, podría sonar así: “Cuando anoche noté que en la cena hablamos durante treinta minutos de cómo fue tu día y de cómo fue el mío durante diez, tuve el pensamiento de que no soy importante para ti. Me siento triste y decepcionado porque anhelo ser visto y escuchado. ¿Estarías dispueste a dedicar la primera parte de la cena de esta noche a escuchar cómo fue mi día?”
Este modo de expresarse aumenta la probabilidad de que Rob sea escuchado y, aun así, todavía hay algo que falta, todavía no expresó todo lo que está en su corazón.
Centrándose en sus necesidades, Rob se toma unos minutos antes de hablar para recordar las ocasiones en que su necesidad se vio satisfecha en otros contextos. Por el momento, deja de lado el hecho de que se trata de su pareja y lo que se está diciendo a sí mismo sobre las circunstancias cotidianas. Para hacerlo, Rob podría, por ejemplo, preguntarse: “¿Cuándo tuve la experiencia de ser visto realmente por quien soy? ¿Cómo se siente eso en el corazón y en todo el cuerpo?” Rob se toma un momento para registrar los sentimientos y las sensaciones que surgen. Una vez que conecta más plenamente con su necesidad y la sensación sentida que aparece cuando ella está cubierta, podría comenzar la conversación de este modo:
“Cris, me gustaría compartirte algo y hacerte un pedido. ¿Tienes unos minutos para escuchar? (Cris asiente.) Me doy cuenta de que siento algo de tristeza porque deseo ser visto y, al mismo tiempo, me entusiasma la idea de compartir contigo más acerca de quién soy y lo que es importante para mí. Tengo tantas cosas que quiero compartirte: lo que me entusiasma, lo que me cuesta, lo que voy aprendiendo. ¿Podrías decirme qué te llega de lo que estoy diciéndote?
Como está cuidando la conexión, Rob empieza la conversación preguntando si hay disposición para una charla, continúa con un pequeño compartir y después va verificando el grado de comprensión de su mensaje por parte de Cris. Rob puede incluir tanto la tristeza que siente cuando su necesidad no está satisfecha como el entusiasmo y la alegría que siente cuando sí lo está. La satisfacción que sentimos los seres humanos cuando estamos frente a una necesidad cubierta o atendida nos da la confianza y seguridad de que el diálogo va a tender en esa dirección.
Cuando creas este nivel de conexión con tus propias necesidades, la otra persona llega a percibir cuán viva está en ti la necesidad, y no tanto lo que está faltándote. A partir de la conexión y de llegar a la necesidad viva, surge una forma natural de brindarse con libertad y desde el corazón.
Cuando eres capaz de compartir tus necesidades y pedidos desde un lugar de confianza, puedes disolver el resentimiento, porque abandonas la idea de que la otra persona está equivocada o que debería hacer algo de otra manera. En lugar de eso, abres un espacio de diálogo colaborativo y ofreces una invitación a encontrar estrategias que funcionen para todas las partes.
PRÁCTICA
Esta semana, elige una situación en la que te propongas ir más lento antes de hacer un pedido. Tómate el tiempo de conectar plenamente con una experiencia en que la necesidad en cuestión se vio satisfecha. Formula tu pedido y observa cómo te sientes al hacerlo y cómo suena distinto cuando lo ofreces desde la percepción de cómo vive en ti esa necesidad.