Los 5 aspectos para tener en cuenta si queremos vivir una vida equilibrada

Cuando empezamos a sentir que la vida se parece a una sucesión de malabarismos, puede que sintamos que nos movemos de una actividad a otra dentro de la rutina diaria como un hámster en su rueda. Pasar de tarea en tarea con la sensación de tener que luchar para lograr acomodarlo todo nos roba el sentido y la alegría. Pasamos por encima de la experiencia, de modo superficial. Los momentos que podrían estar llenos de sentido y alegría se convierten en puntos de una lista de tareas.

Una solución frecuente para esta angustia es aferrarnos a la esperanza de las próximas vacaciones. Pensamos: “Cuando lleguen las vacaciones, podré bajar el ritmo y divertirme”. Pero llegan esos días y pasamos más tiempo del que quisiéramos recuperándonos de los malabarismos cotidianos.

Anhelamos una vida equilibrada, que la vida diaria tenga sentido y alegría. Los  cambios para crear una vida equilibrada ocurren tanto en nuestras decisiones diarias como en una revisión de cómo hemos organizado nuestra vida en su totalidad. Ambos requieren que reflexionemos sobre lo que está sucediendo y lo que realmente funciona. Hay cinco aspectos de la vida a los que puede ser particularmente útil prestar atención cuando nos tomamos el tiempo de reflexionar:

1. Nutrición: considerar la calidad de la nutrición que incorporas

En el contexto del Diálogo Consciente y Compasivo, el término “nutrición” abarca un sentido amplio que se refiere a cómo participamos en aquellas cosas que apoyan nuestro desarrollo. Esta clase de nutrición se aplica a los aspectos físicos, emocionales, mentales y espirituales de la experiencia. La nutrición de calidad atiende a cantidad de necesidades importantes a medida que se van repitiendo las experiencias pero en general ese tipo de nutrición no trae un entretenimiento de inmediato. Un buen ejemplo de esto es lo que sucede al integrarse a una comunidad espiritual. El hecho de unirse a una comunidad nueva con frecuencia es acompañado por ansiedad, torpeza o incomodidad. Lo más probable es que no sea divertido o siquiera placentero al principio y que, sin embargo,sintamos atracción hacia esa comunidad en la que encajamos. Hay algo en nosotres que cobra vida o surge cuando estamos ahí. A medida que se repiten las experiencias, la comunidad en la que encajamos muy probablemente satisfaga un conjunto de necesidades, por ejemplo: inspiración, apoyo, belleza, descubrimiento, sentido, regulación, ser viste y escuchade, conexión y orientación hacia lo más importante.

Es fundamental analizar con cuidado las fuentes de nutrición en nuestra vida y decidir si son realmente satisfactorias para nosotres o no. Si descubres que no es así, puede que elijas algo nuevo por completo o cambiar el modo en que nos relacionamos con esa fuente de nutrición. 

2. Responsabilidades: decir “sí” y decir “no”

Analizar de cerca la responsabilidades significa poner en la balanza tanto las responsabilidades en curso, así como de las cosas nuevas que surgen cualquier día. Es de ayuda que examinemos lo que hemos estado haciendo en el largo plazo y ver si satisface necesidades para nosotres o no. En la vida cotidiana, es útil adoptar el hábito de darnos una pausa entre el momento en que recibes un pedido de alguien y el que das una respuesta. Tanto la revisión de los compromisos en el largo plazo como la pausa en la vida cotidiana son estrategias que pueden ayudarnos a ver con claridad las formas más frecuentes de reactividad provenientes de decir “sí” o “no” a las responsabilidades. Son: 

  • El sentido de obligación o de deber (los “debería”).

  • El impulso de intentar obtener amor, respeto, pertenencia u otro sentimiento similar por medio de demostraciones o de conseguir logros.

  • El intento de vivir a la altura de estándares propios o ajenos. 

 3. La ampliación del ángulo de visión: considerar el desequilibrio y los estándares poco realistas de la sociedad en general

Si bien es cierto que somos personas autónomas e independientes, también lo es cierto que nos encontramos inmerses en los sistemas de la cultura mayoritaria a la cual nos hemos integrado. El solo hecho de identificar las formas particulares en las que los sistemas no están diseñados para apoyar el desarrollo humano puede contribuir a nuestro acceso a un mayor agenciamiento para decidir cómo involucrarnos y qué rol tener dentro de ellos.

4. Uso de comparaciones: considerar cómo podríamos estar comparándonos injustamente con otras personas

En un mundo atestado de medios y redes sociales, podemos sentir la tentación de compararnos con muchas personas. Si valoramos la contribución de algunas de ellas en particular en nuestra área de trabajo, puede que  sintamos una tentación especial por etiquetarnos como “deficientes” o “insuficientes” en alguna forma. 

Solo podemos hacer lo que tenemos a nuestra disposición. Solo podemos trabajar a partir de las fortalezas y los recursos a los que tenemos acceso. 

Ejercita la práctica de recordar para ti que estás haciendo lo que te corresponde hacer y que tu contribución importa. Un modo de brindarte apoyo con esta práctica es verbalizar una retroalimentación y reflexionar sobre cómo aportas alegría, amor o sentido a otras personas. 

5. Distribución de recursos: analizar dónde estamos invirtiendo nuestra energía, tiempo y dinero

Revisar cómo distribuimos los recursos es similar a evaluar la calidad de la nutrición. En un mundo que alienta un tipo de felicidad ilusoria mediante los bienes materiales puede ser fácil caer en la fascinación por los objetos de lujo o de alta calidad. Otra forma de caer en lo mismo es hacer una evaluación errónea de las necesidades de comodidad. Con frecuencia, esto implica comprar ese algo extra, porque imaginamos que si dispusiéramos de un poco más de comodidades, entonces… nos pasaría esto o aquello. Por lo general estos pensamientos no son demasiado conscientes sino más bien hacen surgir el impulso natural de movernos en dirección al placer. Los recursos dirigidos hacia lo ilusorio, en pos de mayores comodidades o placeres efímeros nos distraen de lo que realmente contribuye a una vida que prospera y florece. 

La reflexión sobre estos cinco aspectos puede ayudarte a tomar decisiones orientadas a crear una vida equilibrada que florece con el tiempo. Podemos encontrarnos haciendo cambios graduales o abruptos. Lo más probable es que estos cambios sean una mezcla entre las circunstancias externas y los descubrimientos internos o los cambios de perspectiva. 


PRÁCTICA

Ahora tómate un momento para releer los cinco aspectos y observa si hay alguno en particular que te despierte mayor interés. Proponte la intención de dedicar un tiempo de concentración para escribir un diario, hablar del tema con alguien en quien confíes o solamente sostenerlo y dejar que decante en ti.