Cómo relacionarte con aceptación con lo que quieres en tus relaciones 

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Ser capaz de relacionarte con cualquier aspecto de tu experiencia con aceptación y compasión es una de las bases de la libertad y la alegría. Un gran sufrimiento proviene de avergonzarnos sobre los aspectos básicos acerca de cómo prosperamos o no en una relación personal cercana. Si crees que hay una serie de normas sobre lo que “deberías” o “no deberías” querer en una relación personal, en el momento en que encuentras en ti algo diferente de esas ideas puede aparecer la vergüenza. Es que en los seres humanos la experiencia vivida no se ajusta a una serie de reglas o ideales y el intento de ese ajuste genera sufrimiento.

Por ejemplo, imagina que tienes una regla (consciente o no) que dice: «En todas las relaciones yo debería sentir satisfacción o estar en paz con el nivel de conexión que me ofrece la otra persona». Pero el hecho es que notas que eso no sucede. Además, el no encontrar la conexión que necesitas estimula tu inseguridad. Para intentar aliviar la tensión que supone no coincidir con tus propias reglas, tal vez elijas reflexionar sobre tu infancia, leer sobre la teoría del apego o consultar la influencia de tu carta astral en tu forma de vincularte como modos de entender u obtener claridad.

Pero independientemente de lo que entiendas, el hecho es que te das cuenta que, por ejemplo, prosperas en una relación cercana cuando tienes varios momentos de conexión en una semana determinada. Así es como son las cosas para ti. No significa que no estés haciendo tu trabajo personal, creciendo y cambiando. Simplemente es la forma en que funciona tu mente, tu cuerpo y tu corazón, al menos en este momento. Puede que siempre sea así para ti o puede que esto en algún momento cambie.

A veces ayuda a aceptar lo que realmente funciona para ti imaginar que has venido al mundo con algún tema en especial para resolver o transformar (por ejemplo, formas de relacionarte, sensibilidades especiales, patrones de reactividad, desafíos y cualidades únicas, etc.).Y puedes considerar que más allá de la importancia que tengan, estos elementos que configuran de algún modo tu personalidad NO son lo que tú eres; comprender esto te permite encontrar ecuanimidad en tu relación con ellos. Parte de tomar responsabilidad por tu experiencia es asumir con honestidad lo que traes para sanar y lo que entiendes sobre cómo funciona y experimentas la vida. En ese momento, puedes soltar las reglas o normas que has adoptado, conscientemente o no, y que te limitan en tu autenticidad y autonomía. Puedes dar atención compasiva a tu intuición y sabiduría interior y avanzar hacia pedir lo que realmente contribuiría a tu vida.

Cuando sientes vergüenza o rechazo hacia tu personalidad, tus anhelos, tu comportamiento o tus preferencias, el resultado suele ser discusiones confusas, arrebatos repentinos, apagarse, manipular o guardar secretos. Se necesita autoconciencia, valentía y responsabilidad para hablar honestamente con una persona cercana a ti sobre cómo floreces realmente en tu vida de relación.

Una vez hayas aceptado la validez de tu experiencia interior y de tus preferencias (en el caso anterior, cierto grado de conexión en tus relaciones cercanas, representado por ejemplo en al menos dos encuentros semanales), podrás encontrar ese coraje para comentar y pedir lo que te apoyaría en una relación dada. A menudo descubrirás que tu honestidad y valentía inspiran a otras personas a conocerte y compartir de igual a igual. 

A veces, sin embargo, descubres que no todo el mundo puede encontrarse contigo en ese nivel de vulnerabilidad. Independientemente del nivel de enraizamiento y habilidad que tengas a la hora de comunicar tus necesidades y pedidos, puede que la otra persona siga escuchando demandas y exigencias. En algunos casos, si una y otra vez no consiguen entenderse, aún recurriendo al apoyo de otras personas, podría ser que finalmente quieras cambiar el tipo de relación que tienes con esa persona e intentar atender algunas de tus necesidades en otro vínculo.

Cuando la otra persona puede recibir tu sinceridad y luego compartir honestamente lo que puede ofrecer y lo que está dispuesta a cambiar, se abren nuevas puertas de creatividad y colaboración. Es posible que puedas negociar y encontrar formas nuevas de satisfacer tus necesidades en esa relación. La llave que abre la puerta a esta colaboración creativa es la honestidad acerca de tu experiencia y escuchar de la otra persona lo que realmente puede ofrecer desde la generosidad de su corazón y de su elección consciente. En nuestro ejemplo, al compartir que buscas conexión más profunda o recurrente, podrían surgir nuevas estrategias para compartir actividades juntas, abordar temas que tienen importancia para una o las dos personas, tomar pausas al conversar para ofrecerse reflejos empáticos, etc.

Cuando este nivel de honestidad se da al principio de una relación, ayuda a ambas personas a comprometerse con claridad y respeto mutuo. Y puesto que eres un flujo siempre cambiante de vitalidad dinámica, la honestidad es en realidad una práctica continua de autorreflexión y de compartir con valentía, que surge de una relación compasiva y de aceptación de todas tus experiencias, incluidas las vinculadas con tu personalidad y tus desafíos de crecimiento y sanación.


PRÁCTICA

Tómate un momento para reflexionar sobre algo que te gustaría encontrar en una de tus relaciones cercanas y que aún no has compartido con la otra persona. Sigue estos pasos para reflexionar: 

Nombra cualquier vergüenza o pudor que se presente en relación a lo que anhelas en esa relación. Busca algún pensamiento o creencia detrás de la vergüenza, que te impida aceptar tu experiencia tal como es.

Respira a través de tu corazón, ofrécete la seguridad de que es válido experimentar lo que está presente y querer lo que quieres.  

Nombra claramente lo que te gustaría que pase en ese vínculo y conecta con tu sentir y la necesidad que se cubriría en ti al imaginar que eso pasara. Desde la energía de la necesidad satisfecha, identifica algunos pedidos que podrías realizar en relación a lo que te gustaría.

Permítete descansar ahí durante un par de minutos, suavizándote y acogiendo tu experiencia.

Cuando se haya diluido la vergüenza (es posible que para ello haga falta recibir empatía de una tercera persona primero) y manteniéndote en conexión con tus necesidades universales, pregúntate: “¿Cuál es un primer paso que podría tomar hacia pedir lo que anhelo en esta relación?” 

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