Qué hacer cuando no quieren hablar del tema

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Ya sea con una persona de tu familia, un vínculo afectivo o alguien con quien compartes una actividad, probablemente te encuentres con momentos en los que hay algo delicado de lo que quieres hablar, pero la otra persona no está dispuesta. En esos momentos, es probable que sientas desánimo, frustración o desconexión, y que tengas un anhelo de sanación, reparación, claridad o cierre.  

En lugar de analizar lo que puede “estar equivocado” en ti o en la otra persona en una situación como ésta en la que algo parece atascado, suele ser más útil preguntarte: «¿Qué tipo de apoyo se necesita?». A veces puedes obtener claridad sobre el apoyo necesario pidiendo a la otra persona que comparta su razón para no querer hablar. En algunas oportunidades, la otra persona no se encuentra disponible aún para eso, en cuyo caso no te queda más remedio que hacer conjeturas. Hacer suposiciones sobre lo que le pasa a alguien no consiste en intentar arreglarle o convencerle de que se abra a una conversación; más bien, se trata de crear conexión en tu propio corazón y tener una idea de lo que podría ser de ayuda. 

Dependiendo de la disposición de la otra persona, puedes hacer estas conjeturas con ella o simplemente realizarlas en silencio en tu propio corazón. He aquí algunas razones comunes por las que las personas pueden negarse a hablar de algo y algunas conjeturas que podrías hacer:

  • El acontecimiento o tema desencadena tanta vergüenza que se inundan emocionalmente cuando dirigen su atención hacia él.

  • Temen que les culpes y/o les critiques. 

  • No pueden imaginar que hablar de ello pueda ser útil de alguna manera.

  • No pueden imaginar que hablando puedan surgir nuevos pedidos o estrategias que ayuden.

  • No creen que la sanación o reparación sea posible.

  • No confían en que te preocupes realmente por sus sentimientos y necesidades.

  • No confían en que veas su bondad.

  • Su propio sentido de su bondad innata se percibe como amenazado cuando surge el tema. 

  • El acontecimiento fue traumático y se han disociado de él para satisfacer necesidades de seguridad y autoprotección.

Si tienes la capacidad para hacer estas conjeturas con la persona y está dispuesta a responder, tienes la oportunidad de entender y validar su experiencia. Comprender y aceptar la razón de su rechazo a hablar del tema es un paso importante hacia la sanación y la conexión. 

Validar la experiencia de alguien puede expresarse en frases como: «Tiene sentido para mí…», «Lo entiendo…» o «Valoro que te cuides…» (por ejemplo: “Tiene sentido para mí que no tengas confianza en que podemos reparar esto”, o “Valoro que cuides tu seguridad y protección al elegir no hablar de este tema”). Cuando puedes comprender sus razones para no hablar, la persona experimenta que no necesita enviar energía para defenderse. Esto suaviza el espacio entre ustedes.

Si no crees tener la capacidad para ofrecer estas respuestas de confirmación y aceptación, puede que necesites retroceder un par de pasos y trabajar con una persona ajena a la situación para procesar tu propia experiencia y recibir empatía. Si experimentas tensión y reaccionas ante el acontecimiento o el tema, te resultará difícil crear la seguridad y el apoyo suficientes para que la otra persona pueda y quiera hablar contigo sobre ello. Aunque pueda sonar contradictorio, tu trabajo consiste en soltar cualquier apego a la estrategia que crees que logrará la sanación del vínculo y la reconexión con esta persona (como el hablarlo). Efectivamente, cuánto menos tensión exista en ti al respecto, más probabilidad hay de reconexión y eventualmente reparación. Soltar tu estrategia preferida también significa encontrar recursos fuera de la situación que te ayuden con tu propia sanación y sensación de plenitud.

Si la otra persona está dispuesta a responder a tus conjeturas sobre por qué no quiere hablar y puedes validar sus respuestas, tienes la oportunidad de preguntarle qué tipo de apoyo necesita para superar el obstáculo que ha identificado. Éste es el mejor de los casos, pero también el menos probable. Lo que suele ser más útil es validar la razón por la que no quieren hablar y dejar la conversación por el momento. Es una muestra de respeto y consideración por su experiencia. También es una manera de tener en cuenta la probabilidad de que incluso abordar el tema de conversar sobre eso sea desencadenante y de que la persona no pueda tolerar pasar mucho tiempo cerca de allí.

Cuando la otra persona se niega a dialogar sobre sus razones para no hablar, sigue siendo útil que hagas conjeturas por tu cuenta. Al hacer estas conjeturas con compasión, tu corazón se ablanda y conectas de forma natural con lo que podría ser de apoyo en la situación. 

He aquí algunas formas comunes de apoyo en relación con la lista de posibles razones para no hablar:

  • Conectar con la experiencia de humanidad compartida, por ejemplo brindando ejemplos de cómo tú u otras personas se han enfrentado a los mismos desafíos y han respondido quizás de modos similares, que no atendieron como hubieran querido las necesidades de ambas partes, o contactando a la persona con otra que tuvo una experiencia similar.

  • Recibir empatía de una parte neutral, pidiendo un espacio de escucha a una persona externa al tema.

  • Recibir aceptación, que podrías ofrecer a través de sonrisas genuinas, aprecio, afecto y compasión en situaciones difíciles.

  • Centrarse en lo que ha funcionado, por ejemplo compartiendo ejemplos de estrategias específicas que ustedes u otras personas han tomado para sanar y avanzar de una manera nueva en situaciones similares.

  • Recibir consideración por sus propios sentimientos y necesidades: ofreciéndole empatía, conjeturas sobre lo que funcionaría mejor en una situación determinada, o apoyando su autonomía y libertad de elección (por ejemplo, soltando la manera y momento de reparar el tema) y teniendo clara para ti la distinción entre los comportamientos que no te agradan y la aceptación y validación de sus sentimientos y necesidades.

  • Identificar y validar las buenas intenciones, especialmente cuando las cosas no van bien, por ejemplo nombrando la intención que percibes o que fue mencionada por la persona, independientemente de que te agrade o no su comportamiento o manera de expresarse.

Al revisar estas posibles formas de apoyo, puede que descubras que algunas también te resuenan como algo que te vendría bien a ti. Es un buen recordatorio de que no tienes por qué posponer tu propia sanación y trabajo interior en torno a un acontecimiento o asunto concreto por el único motivo de que las otras personas implicadas se niegan a hablar de ello. Y puedes confiar en que el trabajo de sanación que realizas contribuye de forma natural a las otras personas de la situación, tanto si se expresa a través de un intercambio verbal como si no. También podrías hacer un juego de roles con alguien con habilidades de escucha empática, para poder expresarte, recibir escucha y reconectar con la persona en tu corazón. 

Quizá la variable más importante en este tipo de situaciones sea tu decisión de buscar la sanación para ti y de cultivar una paciencia compasiva para el proceso de la otra persona. A veces, esto significa dejar ir y hacer duelo* por el tipo de conexión que te hubiera gustado tener con esa persona.


PRÁCTICA

Toma un momento para identificar algo de lo que no has querido hablar con alguien. Utiliza el proceso de hacer conjeturas de empatía descrito anteriormente para encontrar claridad sobre qué sentido tenía en ti esta resistencia y qué tipo de apoyo te resultó o te resultaría útil. 

Si tienes alguna conversación difícil pendiente con otra persona, y percibes que no está dispuesta a hablar de ello, puedes utilizar el mismo proceso para conectar desde tu corazón con qué está frenando su disposición a conversar y qué tipo de apoyo podría facilitar la reparación. Si notas que surge intensidad en ti al hacer estas conjeturas, es probable que necesites recibir empatía de una persona externa a la situación antes de poder acercarte a la conversación esperada.

*”Hacer duelo”: Se refiere a permitirte sentir y conectar plenamente con la tristeza o decepción relacionadas con algo que no salió como te hubiera gustado, aceptando que así pasó. Luego puede implicar también conectar con la belleza de las necesidades que se encuentran en la base de lo que estás duelando y comprometerte a honrarlas y cuidarlas en tu vida, abriéndote a nuevas estrategias.