Cómo abordar un diálogo de reparación

La reparación de vínculos es la Aptitud número 10 del Diálogo Consciente y Compasivo. Cuando aprendemos las destrezas de la reparación de vínculos, podemos permanecer ecuánimes en momentos de desconexión. Confiamos en que, frente al dolor y al enojo, podemos encontrar el camino de vuelta a la conexión. La reparación de vínculos crea confianza en que nuestra relación puede superar los tiempos más difíciles.

Reparar vínculos significa volver a encontrarse con alguien después de una experiencia de desconexión o de necesidades insatisfechas; e implica toda acción, interna o externa, que restablezca la conexión. La reparación requiere de la intención de conectar y asumir la responsabilidad por nuestro comportamiento: nombrar lo que no funcionó, ofrecer empatía y elaborar un plan para hacer algo distinto la próxima vez.

La reparación de vínculos es más efectiva cuando nos ocupamos de la reactividad antes de comenzar el diálogo de reparación. En este tipo de diálogo puede aparecer la culpa, la vergüenza y la actitud defensiva. Si trabajamos sobre la reactividad de manera específica antes de iniciar la reparación, podemos mantener el enfoque en la conexión, la empatía y la sinceridad. La reparación, entonces, puede convertirse en una oportunidad para crear confianza y aprender a avanzar de maneras nuevas.

El diálogo de reparación difiere de otros tipos de diálogo en cuanto a que aborda puntualmente las interacciones o los comportamientos que generan desconexión. Este sentimiento con frecuencia viene acompañado de otro sentimiento que podría ser enojo, culpa, vergüenza, depresión o bloqueo. Cuando se presentan esos sentimientos difíciles, puede que recurramos a estrategias trágicas de reparación como echar culpas, discutir por detalles o argumentar exhaustivamente para probar que tenemos razón. 

En el Diálogo Consciente y Compasivo, la autoempatía y el deseo de reconectar son los primeros pasos en un diálogo de reparación. La conexión y la vulnerabilidad compartida conforman la ruta hacia la sanación, el cuidado y un nuevo camino para seguir.

Cuando tenemos la intención de conectar, en vez de preguntar quién hizo mal cada cosa y buscar culpables, formulamos preguntas para ayudarnos a alcanzar conexión interior y con la otra persona antes de iniciar un diálogo de reparación. Reflexiona por tu cuenta y responde estas preguntas con la ayuda de una lista de sentimientos y necesidades.

1. ¿Cuál de los cuatro “sentimientos alarma” está presente para mí?

2. ¿Qué otros sentimientos están presentes para mí? ¿Qué sentimientos imagino están presentes para la otra persona? 

3. ¿Qué necesidades están presentes para mí, tanto satisfechas como insatisfechas? ¿Qué necesidades supongo que están presentes para la otra persona, tanto satisfechas como insatisfechas?

4. ¿Qué necesidades estaba yo tratando de cuidar cuando me comporté de una forma que llevó a la desconexión? ¿Qué necesidades supongo que estaba tratando de atender la otra persona cuando se comportó de una forma que llevó a la desconexión?

5. Si asumimos que estaremos en una situación similar en el futuro, ¿qué me gustaría hacer de formas diferentes? ¿Qué puedo pedirle a la otra persona que haga diferente la próxima vez?

La siguiente parte importante de la reparación es la disposición de dar y recibir empatía. Cuando estás en medio de la lucha contra algunos sentimientos difíciles, es útil recordar que el hecho de ofrecer empatía no justifica el comportamiento de la otra persona ni indica ningún tipo de acuerdo. Cuando estamos en desconexión, la empatía puede sonar rígida o incluso robótica al principio. Por lo general, se requieren varias rondas de expresar y reflejar sentimientos y necesidades antes de que regrese un sentido de conexión. Es esencial usar la lista de sentimientos y necesidades en este paso para evitar sentir vergüenza o culpa de un momento a otro. Es importante ir lento al expresar nuestros sentimientos y necesidades, y también al ofrecer empatía. Cuando ofreces empatía y pasas a tu propia experiencia de pronto, la empatía no tiene tiempo para llegar a la otra persona y es difícil establecer la reparación. 

En los modelos ineficientes de reparación, con frecuencia se asocia la toma de responsabilidad con el acto de admitir que te has equivocado y pedir perdón. Etiquetar algo como “correcto” o “incorrecto” no dará lugar a acciones nuevas. Es importante expresar arrepentimiento por el comportamiento que no atendió las necesidades de alguien ni el cuidado genuino del impacto sobre esa persona. Esto no significa que deberías avergonzarte o tratar de castigar a la otra persona por sus acciones. La responsabilidad efectiva requiere conexión con las necesidades que quedaron insatisfechas y un compromiso de hacer algo diferente en una situación similar en el futuro. Esto significa identificar acciones y pedidos específicos y realizables. Rara vez es un acuerdo unilateral. 

Por último, es útil recordar que la reparación no es instantánea. Ocurre gradualmente, a medida que se crea la conexión y se va ganando confianza mediante comportamientos nuevos. La incomodidad que generó la ruptura en la comunicación puede llevar a la presión por obtener alivio inmediato mediante la repetida expresión de dolor y enojo, y la exigencia de múltiples disculpas. Cuando tú y la otra persona pueden estar presentes con el dolor y la incomodidad, sin regresar a la anécdota que dio lugar al evento, recién ahí puede instalarse la empatía y comenzar la sanación.

Cuando intentes un diálogo de reparación, a medida que avanzas, ten presente estas cuatro maneras en que puede descarrilarse:

1. Inseguridad: En la medida en que estés insegure acerca de la validez de tus propios sentimientos y necesidades, tenderás a avergonzar, culpar, analizar, minimizar, desestimar, criticar, defender, usar los “debería/s” y comparar. Puede que necesites empatía de alguien fuera de la situación para acceder a un sentido del honor de tus propios sentimientos y necesidades. 

2. Reactividad: Es una forma de reactividad quedarnos aferrades a nuestra propia idea de quién es alguien basándonos en eventos pasados, y a tal grado de no poder recibir información nueva en el presente. Otra forma de reactividad es percibir que hay una amenaza donde no la hay. Cuando no podemos separar los eventos dolorosos del pasado de los del momento presente, estamos atascades en un estado de reactividad. Puede que necesitemos sentirnos más segures en la interacción antes de poder proceder sin reactividad. Esto podría implicar hacer acuerdos seguros antes de comenzar o un trabajo con une mediadore o consejere. 

3. Miedo a la discordia: Cuando quien inspire nuestras decisiones sea el miedo a la discordia, posiblemente no confiemos en que la reparación sea posible. Entonces elegiremos ignorar las interacciones de desconexión y permitir que crezcan la desconexión y el resentimiento. Esto nos desconecta de nuestros propios sentimientos y necesidades y los de otras personas. Desde este lugar de desconexión, es muy difícil crear reparación. Puede que necesitemos más apoyo antes de poder ocuparnos de la reparación en un estado de conexión interior.

4. Falta de destrezas: Cuando nos falta destreza en las prácticas de autoempatía, empatía y expresión honesta, podremos tener buenas intenciones, pero no sabremos cómo crear la reparación sin caer en el antiguo modelo de culpar y avergonzar. Es posible que necesitemos invertir tiempo en aprender destrezas nuevas y practicarlas.

La reparación efectiva de vínculos requiere de una consciencia plena, de autoconocimiento y de ciertas destrezas sutiles. Cuando estos tres elementos están presentes, la reparación sucede con relativa facilidad. Si confiamos en nuestra habilidad de reparar una ruptura manteniendo la conexión, si bien esta ruptura seguirá siendo dolorosa, se convertirá en una  oportunidad de profundizar nuestra comprensión sobre nosotres mismes y la otra persona, así como de aumentar nuestra capacidad de amar. 


PRÁCTICA

Dedica un tiempo a trabajar estas preguntas de reflexión acerca de una relación en la que te sientas desconectade.

1. ¿Cuál de los cuatro “sentimientos alarma” está presente para mí?

2. ¿Qué otros sentimientos están presentes para mí? ¿Qué sentimientos supongo que están presentes para la otra persona? 

3. ¿Qué necesidades están presentes para mí, tanto satisfechas como insatisfechas? ¿Qué necesidades supongo que están presentes para la otra persona, tanto satisfechas como insatisfechas?

4. ¿Qué necesidades estaba yo tratando de atender cuando me comporté de una forma que llevó a la desconexión? ¿Qué necesidades imagino estaba tratando de atender la otra persona cuando se comportó de una forma que llevó a la desconexión?

5. Si asumimos que estaremos en una situación similar en el futuro, ¿qué me gustaría hacer diferente la próxima vez? ¿Qué le pido a la otra persona que haga diferente la próxima vez?