Cómo comprender y reconocer el enredo emocional

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A veces es difícil distinguir entre que nos importe e interese el bienestar de otra persona y, por otra parte, vernos como responsables de su experiencia. El enredo emocional puede definirse como la confusión sobre quién es responsable de qué. Esta falta de límites claros da lugar a intentos de gestionar la experiencia de la otra persona como sustituto del tomar responsabilidad activamente de nuestra propia experiencia.

Cuando crees que estás intentando contribuir con el bienestar de alguien, pero en realidad estás actuando desde el enredo emocional, se produce tensión y contracción. Esto puede ser tan sutil como una sonrisa algo forzada o tan obvio como decirle a la otra persona que necesitas que sea feliz para que tú puedas ser feliz.

Con la indiferenciación o enredo emocional, observas a la otra persona desde un lugar de vigilancia más que de sintonía. Es decir, estás pendiente de cualquier signo de amenaza o desequilibrio. En cambio, cuando estás practicando sintonizar con alguien, buscas oportunidades para ofrecer cuidado amoroso. 

Por ejemplo, si tu relación tiende al enredo emocional, es muy probable que creas conocer, inconsciente o conscientemente, el significado de cada microexpresión de la otra persona, por ejemplo en su rostro. Por cada microexpresión que pueda indicar malestar, piensas: "Tengo que arreglar eso". A continuación, puedes emprender alguna acción para intentar cambiar su estado de ánimo o sus sentimientos. Podrías imaginar que te librarás de gestionar su experiencia cuando esté contenta, pero desde la perspectiva del enredo emocional, si la otra persona está contenta, depende de ti asegurarte de que no lo estropees. Cuando tus acciones no consiguen modificar la experiencia de la otra persona para que sea como tú quieres, el resultado suele ser el surgimiento de reactividad en ti, en forma de ira, vergüenza, culpa o apagarse.

El enredo emocional no suele ser unilateral. Es probable que las dos personas de una relación indiferenciada se esfuercen por controlar a la otra. Ésta es una receta ideal para perder la conexión de cada persona consigo misma y generar resentimiento hacia la otra parte. 

Cuando realmente quieres contribuir al bienestar de alguien más desde la generosidad de tu corazón, se produce una experiencia de sintonizar y una ligera sensación de expansión. Si tus intentos de contribuir fracasan, puedes sentir algo de tristeza o decepción, pero no entras en reactividad. Puedes permanecer presente y en conexión contigo y llevar tu atención a lo que le ocurre a la otra persona con interés benevolente. 

Desde un sentido de cuidado sin enredo, puedes notar los signos del posible malestar en la otra persona y permanecer en conexión contigo. Puedes elegir cómo responder. Puedes conectar con tus necesidades presentes. Confías y sabes que la otra persona es responsable de sus propios sentimientos y necesidades. Confías en que tiene y encontrará su propio camino. Y confías en tus habilidades para poner un límite si intentara culparte o hacerte responsable de sus sentimientos.   

Echa un vistazo a la siguiente lista de los signos más comunes de enredo emocional para ver si reconoces alguno en ti:

  1. Intentas arreglar, aconsejar o decir a alguien lo que debe o no debe hacer sin que te lo pida.

  2. Cuando hay un conflicto o desacuerdo en tu relación, sientes ansiedad, miedo, o una compulsión por arreglar el problema o convencer a la otra persona para que esté de acuerdo contigo.

  3. Crees que tienes que rescatar a alguien de sus emociones.

  4. Imaginas que necesitas a otra persona para que te rescate de tus propias emociones. 

  5. Tú y la otra persona hacen todo conjuntamente. Cuando una de las dos intenta hacer algo por su cuenta, eso se interpreta como una traición o un abandono.

  6. Te defines más por la relación que por tus propios valores. Tomas decisiones basándote en lo que crees que complacerá a la otra persona.

  7. Pierdes conexión con tus propias necesidades o descuidas otras relaciones debido a una preocupación o compulsión por estar en esa relación.

  8. Crees que tu felicidad o satisfacción dependen de esa relación.

  9. Experimentas que tu autoestima varía en conexión con esta relación.

  10. Asumes la responsabilidad de satisfacer las necesidades de la otra persona, incluso cuando eso descuida tus propias necesidades.

  11. Experimentas como propios los sentimientos de la otra persona. Si se siente enfadada, ansiosa o deprimida, tú también te sientes del mismo modo. 

  12. Si la otra persona no se está sintiendo feliz, piensas que tú no puedes sentirte feliz.

  13. Creas estrategias para conseguir que la otra persona sienta determinados sentimientos y no experimente otros. Esto puede manifestarse como una sensación de "andar con pies de plomo" o de que "tienes que" controlar el estado emocional de la otra persona. Por ejemplo, intentas animarla para sacarla de una emoción displacentera, explicarle por qué no debe sentir algo o decirle cómo ver las cosas de otra manera.

  14. Dices "sí" a sus pedidos o a lo que imaginas que son sus expectativas y luego te resientes.

  15. Pierdes la sensación de autonomía cuando estás con esta persona. Te resulta difícil expresar claramente tus propias preferencias.

  16. No puedes distinguir entre tus propias emociones y las de alguien cercano.


PRÁCTICA

Reflexiona sobre tus relaciones para notar si en alguna se encuentra presente alguno de estos signos de enredo emocional. Si encuentras una relación en la que crees que eso está pasando, establece la intención de observarte la siguiente vez que estén en contacto de algún modo. Si en ese momento percibes alguna de estas señales, haz una pausa para enraizarte y conectar con tus propios sentimientos y necesidades. 

Si quieres observar esa relación con atención y empezar a salir del enredo emocional, podrías llevar un diario de los sentimientos y necesidades que notes en ti en esas interacciones. Luego podrías reflexionar sobre qué necesidades no estás atendiendo en esa relación y qué podría apoyarte a considerarlas más. Recuerda que como toda práctica, si te genera mucha incomodidad o inseguridad, es probable que necesites apoyo y compañía para llevarla a cabo. Puedes buscar la ayuda de una pareja de práctica o de un/a terapeuta para iniciar este proceso.