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La conexión con otra persona es como un puente por el que se puede cruzar para compartir mutuamente sus experiencias. Cuanto más intenso sea el uso y más pesado el vehículo, más fuerte querrás que sea ese puente. Y, como todo en la vida, los puentes requieren mantenimiento y cuidado. Si el puente de tu conexión con alguien se parece a un tronco resbaladizo que cruza un río embravecido e intentas comunicar algo importante y profundamente vulnerable, es probable que no recibas el tipo de respuesta y presencia que necesitas.

Construir un puente para la conexión puede adoptar muchas formas. Es probable que lo hagas de forma continua durante todo el día con muchas personas a tu alrededor. Puede que sepas algo sobre el tipo de conexión o puente necesario con colegas, clientes, amistades, etc. Sin embargo, con las personas más cercanas, puedes caer en la suposición de que el puente ya está establecido y no tienes que mantenerlo. Esto no podría estar más lejos de la realidad.

El mantenimiento de los puentes necesita ser tan constante como la respiración. Cuidar la conexión de forma sutil y consistente te permite afrontar los desafíos con destreza y recibir la vulnerabilidad con amor y compasión. 

Veamos un ejemplo concreto. Imaginemos que tu pareja o un familiar cercano se ha ido de viaje de negocios durante un par de semanas y acaba de volver. Y luego de que disfrutan la cena, te dice que va a salir un rato a hacer ejercicio. Se te encoge el corazón. Esperabas compartir un momento, quizás disfrutar de la conexión y la intimidad, ponerse al día con lo que han vivido en este tiempo, etc. Y cuando la persona se va, sientes dolor y resentimiento y al reeencontrarse un poco más tarde a tomar un té tu actitud es menos cálida que antes. Te pregunta si algo te está sucediendo.

Éste es el momento crítico. Quieres compartir tus sentimientos y necesidades y quieres que sean recibidos con amabilidad y aceptación. Si no reconoces que probablemente hayan estado en mundos diferentes durante las últimas horas, es probable que expreses tus sentimientos y necesidades a esa persona importante para ti sin un puente que los contenga. Así, en lugar de escuchar tu corazón, es muy posible que oiga un ataque y empiece a defenderse.

Puedes tender un puente reconociendo ambos mundos antes de expresar tu vulnerabilidad. Por ejemplo: «Me imagino que hacer ejercicio te ayuda a relajarte después de un estresante viaje de negocios. Quiero que encuentres la relajación que estás necesitando. Al mismo tiempo, noto que te extrañé y quiero conectar contigo. ¿Tienes espacio para compartir y conectar en algún momento de esta noche?» Al expresar tus sentimientos y necesidades de esta manera, ofreces empatía a la otra persona al tiempo que asumes la responsabilidad de tus necesidades realizando un pedido concreto.

Aquí tienes otras formas de tender un puente con tus personas cercanas:

  • Comprueba si tiene disposición a escuchar: Te honras a ti y a la otra persona cuando chequeas en tu interior y también le preguntas si está preparada y dispuesta a hablar de un tema antes de lanzarte a ello.

  • Apoya la autonomía de la otra persona: Antes de hacer un pedido, puedes empezar asegurándote que tienes espacio para recibir un “sí” o un “no” basados en lo que realmente funciona para la otra persona. Esto demuestra que no estás exigiendo, sino que tienes flexibilidad para negociar las decisiones de una manera que funcione para ustedes. 

  • Afirma la inclusión: Si resuenas más con la persona del ejemplo que quiere un momento de relajación o autocuidado antes de conectar, puedes tender un puente incluyendo a tus seres cercanos mientras haces cosas por tu cuenta. Por ejemplo, puedes ofrecer un simple recordatorio de que llevas a la persona que te importa en el corazón, hacerle saber que su apoyo a tu autocuidado es importante y afirmar que tienes en cuenta el impacto de tus decisiones en ella.

  • Comparte las necesidades satisfechas: Crea el hábito de reconocer y valorar explícitamente todas las formas cotidianas y especiales en la que las personas cercanas a ti satisfacen tus necesidades y/o las de otras personas de tu entorno. Esto ayuda a que todas las personas confíen en que tú ves sus intenciones y sus modos de contribuir. Cuando existe esta confianza, es mucho más fácil atender una expresión de necesidades insatisfechas sin responder desde la reactividad.

  • Acércate con una curiosidad cálida: en cada oportunidad que tengas, puedes hacer preguntas que te ayuden a comprender mejor la experiencia de la otra persona, sus sentimientos en las distintas circunstancias que atraviesa en la vida, sus estrategias habituales y preferidas para cubrir sus necesidades, lo que realmente es significativo para la plenitud en su vida. Con la comprensión profunda y sutil de la experiencia de tus seres queridos, construyes un puente entre sus mundos y el tuyo, que luego pueden atravesar cuando quieran retornar a la conexión. 


PRÁCTICA

Esta semana, fíjate en todas las pequeñas y grandes formas en que construyes y mantienes un puente con las personas que te rodean cotidianamente. Pregúntate si estás haciendo el mismo esfuerzo con las personas más cercanas o con las que experimentas mayor intimidad. Si no es así, prueba traer un nivel mayor de cuidado a tus relaciones íntimas. Elige una relación en la cual quieres tender o cuidar un puente de conexión y toma alguna de las prácticas anteriores (reconocer ambos mundos, comprobar la disposición, apoyar la autonomía, afirmar la inclusión, compartir las necesidades satisfechas o acercarte con una curiosidad cálida) para practicar durante la próxima semana.

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