Reconoce Y Gestiona La Reactividad En La Militancia De Una Causa
Esta Joya de Conexión está disponible en formato audio
Hay muchas formas de hacer del mundo un lugar mejor, y es probable que una o dos sean tus favoritas. Antes de llegar a tu causa favorita, es probable que hayas investigado, participado en grupos o talleres, y que hayas hecho tu mejor esfuerzo para vivir acorde a los principios de esa causa.
Quizás, cuanto más aprendas, más puedas ver cuán grande es el problema y qué importante es el cambio, si uno quiere evitar el desastre. En tu deseo de hacer del mundo un lugar seguro y saludable, puedes sentirte apasionad@, enojad@, asustad@, golpead@ por el dolor y desesperad@. A medida que trabajas en pos de cambios positivos para el mundo, aprendes que para poder seguir militando, necesitas recibir empatía regularmente para transitar el dolor que te produce la situación.
Si no encuentras la empatía que necesitas, puede que la reactividad reemplace a tus capacidades en los modos de accionar. Cuando alrededor de tu causa aparezcan el enojo y el miedo, puede que se activen recuerdos asociados con esas emociones y por lo tanto, intensificarlas. Cuanto más alta sea tu reactividad, más probable es que te veas a tí misme como la persona más recta, y a las demás como tontas y poco comprometidas. Otros síntomas que indican reactividad en lugar de proactividad en torno a una causa son:
Te es difícil disfrutar la vida.
Con frecuencia te sientes irritable.
Hablas acerca de tu causa en la mayoría de las conversaciones.
Constantemente hablas más de lo que escuchas.
Cada vez que hablas, lo haces por dos minutos como mínimo, y sin hacer pausas para que la otra persona participe.
No te das cuenta si la otra persona está interesada o no.
Insistes en que otres sigan los valores que tú sigues.
Exiges a las personas que hagan las cosas a tu manera o les retiras tu respeto y cariño.
No te das cuenta o no te importa el impacto que tienes en les demás.
Las personas evitan hablar contigo.
Esta clase de reactividad es una situación trágica. Por debajo de toda esa reactividad, lo que sucede es que tu causa te importa mucho. Realmente quieres contribuir. En medio de la reactividad, es fácil perder de vista el hecho de que la verdadera transformación viene a través de la conexión en las relaciones, y no a través de convencer, controlar o poner exigencias a otras personas. Si practicas el Diálogo Consciente y Compasivo o la Comunicación Noviolenta, sabes que una de las necesidades humanas más importantes es la autonomía. Cuando te comportas de una manera que vulnera el derecho de otras personas, ellas le dedicarán energía a proteger su autonomía, en lugar de sentir curiosidad por tu mensaje.
Sin importar la causa que hayas elegido militar, lo que verdaderamente inspirará a otres es tu habilidad para encarnar la compasión y la sabiduría momento a momento. Esto implica sentir curiosidad hacia la otra persona y hacia cómo se relaciona con el tema; significa preguntarles las razones por las que no comen comida orgánica, o por qué no usan un auto que no emita gases contaminantes, o por qué no participan de tus círculos de justicia restaurativa, o no tienen una alimentación basada en plantas, etc.; y recibir su situación con empatía. Significa asegurarse verdaderamente de que la otra persona quiere oírte antes de compartir tus ideas, y observar su reacción mientras les hablas. Significa reconocerte en los momentos en que estás enjuiciando y criticando, y recordar que ese juicio surge desde tus propios sentimientos y necesidades que pueden expresarse directamente junto con pedidos específicos y realizables. Quizás lo más importante sea esto: significa que puedas recibir el apoyo que necesitas para mantener la conexión a la hora de enfrentarte a tu propio miedo y dolor, y recordar que la transformación surge desde un corazón afectuoso y una mente clara. Cuando inspiras a otres a cultivar el amor y la sabiduría, encuentras personas que te acompañarán en el camino hacia un cambio positivo.
Práctica
La próxima vez que te encuentres compartiendo la causa por la que militas, realiza una pausa y pregúntale a la otra persona cómo le llega lo que estás diciendo, o cómo se sienten respecto del tema.