Cómo poner tu relación romántica dentro de tus prioridades manteniendo a la vez tu autonomía
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Cualquier relación romántica sana se equilibra en torno a tres necesidades básicas: autonomía, seguridad e intimidad. Cuando una relación se centra en una de ellas y descuida las otras, pueden surgir conflictos.
Es fácil atascarse en la idea de que priorizar tu relación significa resignar tu autonomía. Esto no suele ser una actitud consciente, sino más bien la vaga percepción – muchas veces fomentada por la sociedad – de “tener que” sacrificarse por el bien de la relación. Pensando esto, es muy probable que sientas el impulso de protegerte para no perderte en la intensidad de la intimidad o en las exigencias que parece traer la seguridad de tu vínculo.
Cuando tienes un sentido tenue de lealtad a tus propias necesidades y de elección de lo que es auténtico para ti, te puede asustar la perspectiva de tener en cuenta a otra persona a la hora de tomar decisiones. Temes perderte en ideas sobre lo que “deberías” o no “deberías” hacer para “hacer feliz” a la otra persona o al menos “para que no sufra o se enoje”. Y para no dejarte llevar por esta situación, puede que te desvíes hacia el otro polo y tomes decisiones por tu cuenta sin considerar las necesidades de la otra persona y el impacto en tu relación.
Parte de hacer de tu relación romántica una prioridad a la vez que mantienes tu autonomía implica tener la voluntad de considerar el impacto que tus acciones pueden tener en tu relación, entablar un diálogo y negociar estrategias con las que se puedan considerar todas las necesidades.
El desafío consiste en que habitualmente las negociaciones que hacemos suelen basarse en estrategias y soluciones de compromiso ya conocidas antes que en conectar realmente con las necesidades que están vivas en las personas. Así el conflicto queda atascado en las ideas de cada persona acerca de cómo “deberían” ser las cosas en el vínculo.
Cuando puedes confiar en que tus necesidades van a ser tenidas en cuenta o que podrás atenderlas, dentro o fuera de una relación dada, puedes empezar a relajarte en relación a tus preferencias y centrarte en las necesidades del momento presente. Es ese el momento en que la creatividad comienza a fluir. Y con creatividad, puedes encontrar nuevas formas de satisfacer las necesidades y, al mismo tiempo, apoyar la autonomía y la autenticidad de cada parte, así como la intimidad y la seguridad en la relación.
Para dar un ejemplo: Tal vez tu forma preferida de atender tu autonomía y la autoconexión es tomarte medio día el fin de semana para salir, caminar, leer o hacer otra actividad a solas. Y la forma preferida de atender la seguridad emocional para la otra persona es compartir el fin de semana contigo, saliendo, viendo películas, preparando comida… Si puedes conectar con las abundantes maneras de atender tus necesidades de autonomía y autoconexión, puedes acceder a otras ideas para atenderlas, aunque no sean tu primera elección: tomarte medio día durante la semana laboral, tomar un espacio después de haber pasado día y medio en intimidad con la otra persona, dividirlo en franjas horarias de soledad diarias, etc. Tu apertura y flexibilidad a considerar otras estrategias probablemente estimule a la otra parte a abrirse a otras ideas también, hasta que finalmente encuentren estrategias que realmente atiendan necesidades de ambas partes, sin la sensación de haber resignado o perdido algo importante para sus vidas.
Para empezar a hacer de tu relación una prioridad sin perderte, crea la práctica de anotar las necesidades vivas para ti (utilizando la lista de necesidades humanas universales) antes de cada diálogo importante. Revisa la lista y rodea también con un círculo las necesidades que creas que pueden ser importantes para la otra persona en la situación de la que conversarán.
Haz una propuesta inicial al principio del diálogo sobre cómo llevar la conversación, enfocándose en lo que realmente es más importante para Uds (las necesidades) antes de intercambiar estrategias o tomar decisiones. Afirma que te gustaría encontrar formas de considerar y atender las necesidades de ambas partes.
Ten presente que en el momento de empezar a negociar estrategias y decisiones, es fácil caer en fórmulas ya probadas y tensarte en torno a lo ya conocido. Este es el momento en el que cualquiera de las dos personas puede caer en la tentación de actuar desde los patrones de exigir, convencer, seguir la corriente, desistir o apagarse. Permítete ir al encuentro con mente de principiante. Pide tomar más tiempo, una hora, un día, lo que haga falta para que surja la creatividad en respuesta a la conexión con las necesidades de las dos partes. Muestra más curiosidad y aceptación por tus anhelos y los de la otra persona. Examina si has adherido una necesidad a un momento, un lugar u otra estrategia específica, en cuyo caso puedes invitarte a soltar tus preferencias y volver a la energía de la necesidad. Y recuerda que la mayoría de los conflictos surgen del intento de cubrir las necesidades “así, ahora y con esta persona”. Invítate a aflojar estos puntos de vista fijos recordándote que son generadores de sufrimiento y desconexión y que puedes confiar en que hay múltiples formas de cubrir las necesidades.
Al animarte a participar en este proceso, estás aprendiendo a confiar en una nueva forma de cuidar de tu persona y de tus relaciones. Es común que sientas miedo, incomodidad, o pienses que el proceso parece algo mecánico o “no es natural”. Lo que “parece natural”, significa a menudo que estás funcionando dentro de una serie de hábitos de pensamiento, creencias y comportamiento. Por eso, aunque lo que consideras “natural” puede estar en tu zona de confort, no es necesariamente lo más auténtico, sino lo habitual en ti.
Tus necesidades y valores más profundos son un regalo para tus relaciones. Cuando puedas mantenerte ahí, experimentarás una sensación de amplitud creativa en la que cuidar de tus relaciones puede resultar una aventura de autoconocimiento y conexión.
PRÁCTICA
Tómate un momento para revisar un diálogo de colaboración con otra persona en el que mantuviste plenamente tu sentido de la autonomía mientras cuidabas de la relación. ¿Cuáles fueron los apoyos clave que te permitieron hacerlo? ¿Algo de eso podrías llevar o replicar en tu relación íntima?
Para empezar a practicar en tu relación romántica, esta semana puedes empezar a observarte y hacerte algunas preguntas:
¿Qué estrategias sueles emplear para atender tu necesidad de autonomía en tu relación íntima?
¿Cómo contribuyen o no a la calidad de su conexión?
Y ¿qué surge en tu interior ante la idea de dialogar o negociar antes de tomar decisiones o acciones? Date tiempo para acompañar esos sentimientos sin resistencia y explorar las necesidades universales que están detrás. Y si te apoyaría, solicita escucha empática de parte de alguien más.
Al cabo de ese camino de autoconexión, ¿surge alguna nueva idea que tengas ganas de probar en tu relación? ¿Cuál sería un primer paso que podrías dar para avanzar hacia conversar y acordar acciones y decisiones con la otra persona?