Decir “no” con conexión y abrir una negociación

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A medida que recorres este camino de creciente autoconocimiento y autoconexión, tu vida cotidiana refleja más profundamente tus valores. Tienes más confianza sobre cómo y dónde quieres invertir tu energía vital. Y cuando experimentas lo apoyante que es permanecer en el flujo de una vida que funciona para ti, descubres que tienes menos disposición a desconectarte de tu corazón, ya sea para tratar de complacer a alguien, como al momento de “imponer” límites. ¿Cómo puedes abordar los pedidos de otras personas con el corazón abierto y, al mismo tiempo, mantener tu enraizamiento en lo que es auténtico para ti?

Tal vez la herramienta más útil para la autoconciencia sea la capacidad de rastrear el movimiento sutil asociado con la contracción y la expansión, o notar las diferencias en tus experiencias de permanecer en tu centro, acercarte o alejarte de algo. Fundamentalmente, se trata de la conciencia de la ecuanimidad. La ecuanimidad es uno de los nueve fundamentos del Diálogo Consciente y Compasivo y es fundamental para vivir desde tus valores más profundos.

Para cultivar esta conciencia, establece tu intención de utilizar los pedidos como señales que te recuerden que prestes atención de la siguiente manera. En esta práctica, puedes notar que si habitualmente quieres complacer a las demás personas cuando escuchas sus peticiones, sentirás un sutil movimiento hacia ellas y fuera de tu centro. Si habitualmente quieres proteger tu autonomía y poder de elección cuando escuchas sus pedidos, sentirás una sutil contracción o alejamiento. En esos momentos, tu prioridad es volver a centrarte. Al hacerlo, si habitualmente te mueves hacia las personas, sentirás que vuelves a tu propio centro. Y si generalmente sueles protegerte, sentirás que te relajas y te vuelves hacia la otra persona.

Mientras encuentras tu centro, podrías pedir un momento de pausa o simplemente ofrecer un reflejo de la petición para ganar tiempo. La curiosidad surge de la confianza. Una vez que encuentres tu equilibrio interior, puedes sentir curiosidad por lo que está detrás de ese pedido. Es el momento de adivinar las necesidades que la persona espera satisfacer con lo que pide y aclarar los detalles del pedido. 

Veamos un ejemplo. Imagina que un amigo te pregunta si puedes ayudarle a cambiarse de casa el sábado; el intercambio podría sonar más o menos así:

Tu amigo: Amiga, sabes que me estoy mudando el sábado y quería pedirte tu ayuda.

Tú:  Ah, te cambias de casa el sábado… es un gran cambio mudarse, ¿no? (Afirmando que lo escuchas y que quieres conectar con él. Esto también te da un momento para encontrar tu centro.)

Tu amigo: Sí, así es. He alquilado un camión.

Tú: Ah, entiendo… ¿será que necesitas apoyo con las cosas pesadas? (Buscando claridad sobre la necesidad y los detalles del pedido)

Tu amigo:  Bueno, no, no tengo nada realmente pesado. Sólo me siento un poco sensible en relación a esta mudanza y me gustaría que me acompañes.

Tú:  Ah, entiendo, quieres compañía... (Afirmando que escuchas la necesidad y ralentizando el diálogo para que puedas seguir siendo consciente de permanecer en conexión)

Cuando escuchas la necesidad de compañía de tu amigo como algo independiente de ayudarlo a mudarse el sábado, es probable que sientas que tu corazón se suaviza y que se abre una sensación de creatividad o flexibilidad para imaginar muchas maneras de considerar y cuidar al mismo tiempo tus propias necesidades y la necesidad de compañía de tu amigo con su mudanza. Y entonces empiezas a confiar en que puedes expresar tu cuidado hacia él sin abandonar tus propias necesidades. Cuando te expresas desde este lugar podrías decir algo como:

Tú: Sí, definitivamente quiero ofrecerte compañía en relación a tu mudanza. (Afirmando tu intención de cuidado para tu amigo). En cuanto al sábado, durante el día tengo planeado descansar en casa. La salud y el rejuvenecimiento son importantes para mí. (Identificando tus propias necesidades y afirmándolas con confianza). ¿Qué te parecería que te lleve la cena el sábado por la noche o que te ayude a desempaquetar cajas el domingo por la mañana? (Abriendo un espacio de negociación)

Cuando alguien te hace un pedido y no tienes planes con otra persona, puede resultarte difícil mantener tu compromiso con los planes que hiciste contigo. Si te cuesta valorar y validar tus propias necesidades, es posible que respondas con un "sí" resentido o un "no" a la defensiva. Por otra parte, la confianza y la conexión calmadas provienen no sólo de valorar tus propias necesidades, sino también de confiar en el proceso de negociación y en cómo la autenticidad contribuye a la conexión a largo plazo. Efectivamente, ofrecer un “sí” resentido no apoya la relación a mediano y largo plazo e incluso en el momento mismo de la interacción puede no aportar a la conexión sobre todo por el tipo de energía que trae.

Cuando comienzas el proceso de negociación ofreciendo alternativas, tu amigo podría volverse reactivo. En lugar de escuchar tu invitación a encontrar una forma de honrar las necesidades de ambas personas, podría interpretar tu expresión como rechazo o abandono. La clave en ese momento es tu confianza en que puedes seguir cuidando a tu amigo sin responsabilizarte por su reactividad. Si tienes la energía y la disposición, podrías ofrecerle expresiones que lo reconforten en relación a la seguridad sobre tu afecto y volver a expresar tu deseo de contribuir con su necesidad mediante una estrategia diferente. Toma en cuenta que será más fácil para la persona con quien estés negociando escuchar tu “no” y tus propuestas alternativas si nombras claramente las necesidades, tuyas y suyas, que buscas atender con tu propuesta. A largo plazo, tu capacidad de permanecer en conexión con tu propia autenticidad mientras expresas tu interés en contribuir con la otra persona construirá confianza en tus relaciones, especialmente cuando la otra persona está comprometida con valores como la mutualidad y la intención de vivir los vínculos desde una diferenciación saludable.


PRÁCTICA

Tómate un momento ahora para traer a la mente una petición que alguien te haya hecho. Puede ser una tarea laboral o algo que te hayan pedido que hagas en casa. Mientras te enfocas en esta petición, practica sentir ese movimiento sutil de acercamiento o alejamiento, contracción o expansión. Guíate suavemente de vuelta a tu centro, recordando que hay muchas estrategias para satisfacer una necesidad determinada, ya se trate de alguna que está viva en ti o en otra persona.

Si quieres empezar a practicar decir “no” desde tu centro, te invitamos a elegir primero “zonas de práctica” de baja dificultad, para ir construyendo confianza en el proceso y afianzando tu relación con la autenticidad y autonomía. Podrías comenzar identificando relaciones de confianza en las que no te resulte tan desafiante expresar tu “no” y negociar, y empezar practicando allí. O, si aún sientes inseguridad y quieres empezar por un primer pequeño paso, podrías imaginarte diciendo que “no” y negociando ante peticiones recurrentes o imaginarias, y practicar modos de volver a tu centro en tu imaginación hasta que sientas la disposición a probar hacerlo en una interacción real. También puedes practicar haciendo juegos de roles con una persona que esté dispuesta a acompañarte en este proceso y ofrecerte apoyo y retroalimentación desde la consciencia del Diálogo Consciente y Compasivo o de la Comunicación NoViolenta mientras lo haces.