Diálogo Consciente y Compasivo

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Sentimientos alarmas: enojo, culpa, vergüenza y apagarse

El enojo, la culpa, la vergüenza y el apagarse son alarmas importantes. Se presentan para hacerte saber tres cosas:

1) que te has desconectado de tus necesidades.

2) que tienes una percepción de que tus necesidades no están siendo satisfechas o no lo serán.

3) que está presente un tipo de pensamiento específico y predecible. 

Estos sentimientos alarma no son “inválidos” o “malos” en sí mismos. Es importante identificarlos y sentirlos. Es igualmente importante no accionar o tomar decisiones basándonos en ellos porque son señal de que estás en reactividad. Es decir que si accionas desde alguno de estos sentimientos, tendrás una perspectiva estrecha y posiblemente distorsionada. Y entonces crearás más sufrimiento. El modo en que podemos evitar esto es llegar a conocer mejor estas alarmas. Puedes comenzar por preguntar cuáles son los pensamientos, sentimientos y necesidades detrás de cada una de estas alarmas.

  • Enojo. Detrás del enojo, el pensamiento más básico es que las cosas deberían ser diferentes de lo que son, o que alguien debería actuar de un modo distinto. La palabra “debería” puede llevarnos rápidamente a un estado de desconexión. Si estás en medio de recuperarte de una relación en la que experimentaste un trauma o la falta de consideración de tus necesidades, el enojo también puede ser un indicador de progreso. Puede ser un indicio importante de que comienzas a honrarte y a reconocer que tus necesidades no fueron satisfechas. Estás diciendo: “¡Esto no debería haberme sucedido!”. Desafortunadamente, muchas personas se quedan atascadas aquí en el proceso de sanación y no logran dar el siguiente paso, que es hacer el duelo por lo sucedido. 

  • Culpa y vergüenza. La voz de la culpa dice (puede que lo diga con estas palabras o con algunas muy parecidas): “Yo no debería haber hecho eso; estuvo muy mal”. La vergüenza suele ser más dolorosa porque se relaciona con lo que somos y con nuestra sensación de autovaloración y autoaceptación. La vergüenza dice algo parecido a la culpa: “Yo no debería haber hecho eso; soy una mala persona”. Un accionar desde la culpa y la vergüenza puede conducirnos a un concepto violento como el del autocastigo, a fin de restaurar un estado del bien, en el cual otra persona decide en qué medida somos malas personas y es quien distribuye ese castigo. La culpa y la vergüenza solo son de utilidad cuando nos llevan a conectar con necesidades insatisfechas propias o de alguien más, en lugar de llevarnos hacia juicios sobre el bien y el mal. 

  • Apagarse. La voz del apagarse niega tu experiencia de una forma u otra. Algunas frases específicas pueden ser: “No debería sentirme triste (o cualquier otra emoción)”, “No debería tener esas necesidades”, “No debería ocupar espacio o pedir lo que quiero”.

Entonces, ¿cómo podemos gestionar estas emociones de maneras que conduzcan a la conexión y que honren las necesidades de todas las personas involucradas?

Aceptación, claridad y duelo

  • Lo primero es aceptar las cosas tal y como son. Y esto no implica someterse o aceptar con resignación sino más bien reconocer las cosas como son, o como fueron, sin resistencia. Estás teniendo estos sentimientos dolorosos en relación con algo que hiciste o que alguien más hizo: date permiso de sentirlo. La resistencia puede adoptar muchas formas: tensar el cuerpo, contarse historias para dar excusas o justificar lo que sucedió, traer las voces del enojo, la culpa, la vergüenza o la depresión, como describimos antes. La simpleza de dar crédito a lo que es, sin resistirse, es una práctica poderosa. 

  • En segundo lugar: poder reconocer que el enojo, la culpa, la vergüenza y el apagarse no aparecen por lo que alguien dice o hace. Solo pueden surgir si tienes los pensamientos y/o las creencias que mencionamos antes. Busca con atención dentro de tu consciencia a ver si oyes estos pensamientos. ¿Cuáles son sus palabras exactas? Puede que te ayude escribirlas. Una vez que están fuera de tu cabeza, pierden algo de su poder y es más fácil dejar de creer en ellas. 

  • En tercer lugar: permitirse sentir los sentimientos que subyacen al enojo, la culpa, la vergüenza y el apagarse. Con frecuencia, lo que hay por debajo es un sentimiento de tristeza o de arrepentimiento por las necesidades que no fueron satisfechas. Sentir tristeza o arrepentimiento por algo requiere de un nivel de vulnerabilidad y responsabilidad que no está presente cuando hay enojo, culpa, vergüenza y apagarse. Desde este lugar de conexión con sentimientos de mayor vulnerabilidad, nos es posible trasladarnos a las necesidades insatisfechas tanto propias como de otras personas. Una vez que conectamos con estas necesidades, podemos adoptar un modo de accionar responsable y actuar para satisfacerlas.


PRÁCTICA

Tómate un momento para reflexionar ahora sobre la última vez en que experimentaste una de las cuatro alarmas. Con la ayuda de un diario, alguna persona amiga o terapeuta, sigue estos pasos cuando notes uno de los sentimientos alarma: 

1)  Nombra lo que sucedió en términos neutros de observación. 

2) Identifica tu propio autorrelato sobre lo sucedido.

3)  Conecta con los sentimientos y necesidades que subyacen al sentimiento alarma.

4) Date permiso de hacer duelo por las necesidades que quedaron insatisfechas en aquel momento o que aún pueden estarlo.

5)  Decide qué tipo de acción quisieras tomar para comenzar a satisfacerlas.