Diálogo Consciente y Compasivo

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Diferenciación saludable: aprendiendo a estar en nuestro ser auténtico

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La diferenciación saludable es la Competencia Relacional Número 12 del Diálogo Consciente y Compasivo (DCC). Se apoya en las habilidades de las once Competencias que la preceden. Cuando existe una diferenciación saludable, eres capaz de discernir lo que es verdadero para ti y aquello de lo que eres y de lo que no eres responsable en una determinada interacción. Eso significa que puedes ser plenamente quien eres en presencia de quienes son las demás personas. Desde una perspectiva expansiva, podemos pensar que nuestro nacimiento en un cuerpo humano es el modo máximo de diferenciarnos de una consciencia superior. Nos diferenciamos en estos cuerpos con el propósito de evolucionar y expresarnos de una manera única e irrepetible. Si esto resuena, podrás ver que la importancia de la diferenciación saludable tiene relación directa y evidente con el sentido de propósito espiritual. A medida que vas aprendiendo a valorar y compartir tu propia expresión en este mundo, evolucionas y contribuyes con el todo.

Para entender conceptualmente lo que es la diferenciación saludable en el nivel de las relaciones humanas, presentamos a continuación una descripción breve de lo que no es, y luego, identificaremos algunas prácticas para cultivarla. 

Para adquirir una comprensión conceptual de la diferenciación saludable, es útil familiarizarse con los patrones reactivos del enredo emocional (también llamado indiferenciación) y la desconexión (o desvinculación), que son sus opuestos. El enredo emocional es una descripción de un conjunto particular de hábitos, creencias limitantes y percepciones que crean confusión acerca de quién es responsable de qué en una relación determinada. Este patrón suele conducir a comportamientos trágicos como culpar y formular exigencias. 

La desconexión es una estrategia relacional que en sus orígenes se usa para protegernos contra la invasión y la vergüenza. Comprende distintas formas de distanciamiento emocional y físico. No es una expresión de independencia y autonomía sino más bien una compulsión reactiva a alejarse de las situaciones que implican intimidad. 

Cuando podemos reconocer el enredo emocional y la desconexión en nosotres y en otras personas, sin juicios de por medio, podemos abrir la puerta a una diferenciación saludable y a comenzar a tomar decisiones diferentes.

En la vida cotidiana, hay varias maneras de tomar consciencia de la diferenciación saludable y cultivarla. Vamos a referirnos brevemente a dos de ellas: la autoconexión y la autonomía. 

En primer lugar, la autoconexión es la base de toda competencia relacional y quizás lo sea de manera más evidente para la diferenciación saludable. En un contexto como este, significa darte cuenta y celebrar lo único e irrepetible que eres. Esto no implica estancarte en algún tipo de definición o etiqueta sobre ti misma-e-o sino más bien notar cada día lo que es verdadero para ti. Algunas preguntas clave para tomar conciencia y valorarte a ti misma-e-o son: 

  • ¿En qué te deleitas?

  • ¿Qué puedes ofrecer que esté al servicio de la vida? O dicho de otro modo, ¿cuáles son tus fortalezas?

  • ¿Qué es lo que realmente te da una sensación de vitalidad y conexión?

  • ¿Cómo estás viviendo el sentido de tu propósito?

  • ¿Por qué cosas sientes gratitud de manera natural?

  • ¿Qué es delicado o sensible para ti?

  • ¿Qué tipo de reactividad te visita últimamente?

  • ¿Qué sientes y necesitas en este preciso momento?

  • ¿Con quién o con qué observas un sentido de resonancia o un “sí” muy claro dentro de ti?

  • ¿Qué te atrae crear o aprender?

  • ¿De qué manera estás creciendo?

Cuando adquieras el hábito de hacerte estas preguntas y responderlas regularmente, comenzarás a notar un sentido más coherente de tu ser. Esto hará mucho más fácil discernir lo que es verdadero para ti, y aquello de lo que eres responsable y de lo que no, en una interacción determinada.

En segundo lugar, fortalecer tu relación con la autonomía es un proceso de toda la vida que tiene capas y capas de sutileza. Puede ser útil recordar que muchas personas tienen una relación compleja con esta necesidad en particular. Por ejemplo, cuando escuchas a alguien decir algo como: “tengo una gran necesidad de autonomía” o “la autonomía es muy importante para mí”, lo más probable es que estén diciendo que no han tenido suficientes experiencias de apoyo que les permitieran mantener su propia conexión con la elección dentro de sí mismes. Por lo tanto, emplean gran parte de su energía en defender su autonomía. Son personas que no han tenido la experiencia de recibir apoyo suficiente para reconocer o elegir lo que es verdaderamente importante o adecuado para ellas mismas. Por supuesto esto es cierto para la mayoría de las personas en cierta medida. 

Desde una perspectiva más amplia, la verdadera autonomía no es apoyada en la mayoría de los sistemas sociales y económicos del mundo. Más bien son sistemas que perpetúan la confusión, el temor, la vergüenza, la alienación y la desconfianza. Por ejemplo, a las BIPOC (personas negras, indígenas y otras personas de color) de todo el mundo - aunque quizás esto sea más evidente en Estados Unidos - se las niega sistemáticamente y se las castiga por expresarse o por actuar desde sus propias elecciones. Además, en toda familia, puede haber otra capa de condicionamiento que empuje hacia la armonía, el rendimiento o la firmeza por sobre el respeto a las elecciones. Todo esto apunta a señalar que nuestra relación con la autonomía por lo general está repleta de complejidades. 

Hace poco leí una historia en la que el autor intentaba transmitir cómo sería que la autonomía de cada persona se respetara en el marco de una sociedad completamente interdependiente y conectada. Para mí, al mostrar facilidad y naturalidad respecto de la autonomía, la historia destaca la dificultad que tenemos la mayoría de las personas para tan solo manifestar lo que estamos dispuestas a hacer y lo que no. 

En este contexto, nos gustaría ofrecerte algunas prácticas orientadas a fortalecer tu conexión con la autonomía:

  • Identifica las necesidades a las que estás diciendo “sí” cuando quieres decir “no”, ante un pedido de alguien.

  • Si estás diciendo que “sí” con tensión, toma una pausa y pregúntate qué harías si tuvieras total libertad. 

  • Observa con atención plena el modo en que te invitan otras personas y honra tu propia elección.

  • Visualiza cómo sería “ser libre” para ti.

  • Explora dar respuestas cortas de “sí” o “no” ante un pedido, en lugar de contar historias, poner excusas, o decir que “sí” cuando en realidad no quieres hacerlo. 

  • Tómate el tiempo que necesitas para tomar decisiones. 

  • Recuérdate a ti misma-e-o que las necesidades universales de todos los seres sintientes son igualmente importantes y que nunca existe un conflicto entre necesidades, sino sólo entre estrategias. 

Aplicar estas estrategias de forma consistente te ayudará a tomar decisiones que honren tus necesidades y que estén en integridad con tus valores y tu verdadero ser, disminuyendo de forma natural el malestar y el resentimiento en tus relaciones. 

La diferenciación saludable es clave para nuestro crecimiento personal y aprendizaje, así como para que nuestras relaciones prosperen con el tiempo. La autoconexión y la autonomía son dos pilares para cultivarla. Conectar con tu verdadero ser hace más sencillo el mostrarte con autenticidad y diferenciarte naturalmente de las otras personas mientras que, al mismo tiempo, acceder al agenciamiento (algo similar al empoderamiento) y la autonomía te empodera para vivir una vida que tenga sentido para ti y se sienta verdadera.


PRÁCTICA

  1. Elige conscientemente el pilar en el que quieres enfocarte primero: la autoconexión o la autonomía, y luego elige una de las recomendaciones anteriores para practicar.

  2. Define un período de tiempo para esta práctica (una semana, un mes...) y las estrategias de recordatorio que usarás (fijar un momento específico cada día, notitas autoadhesivas, una tarjeta en el bolsillo, una pareja de práctica…).

  3. Tómate un tiempo al finalizar cada día para reflexionar sobre lo que descubriste. Recuerda que la nueva toma de conciencia puede ser dolorosa al principio, así que sé amable contigo misma-e-o y no dudes en recurrir a la autoempatía o al pedido de empatía para obtener apoyo durante este proceso de autodescubrimiento.