Diálogo Consciente y Compasivo

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Cómo el enojo puede ayudar o perjudicar

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El enojo es un importante sistema de señalización que te permite saber que percibes una amenaza hacia una necesidad o valor universal respecto de ti o de alguna otra persona. Su objetivo es dirigir tu atención hacia algo para que puedas actuar con eficacia.

En algunas situaciones específicas, como ser en el contexto de la recuperación de una relación abusiva, el enojo puede indicar progreso. Señala que la persona que ha recibido maltrato empieza a reconocer que sus necesidades no han sido satisfechas. El enojo puede convertirse en una especie de catalizador que ayude a esta persona a darse cuenta de que ya es hora de ocuparse de esas necesidades.

En general, cuando eres lo suficientemente consciente como para reconocer el enojo como una señal, puedes tomarte tu tiempo e identificarlo, nombrándolo cuando está presente, aceptando que es válido sentirlo, percibiéndolo en tu cuerpo y buscando sentimientos y necesidades debajo de él.

Sin embargo, el enojo se puede convertir en un obstáculo cuando avivas sus llamas con tus pensamientos. Estos pensamientos suelen ser alguna versión de: 

  • “las cosas deberían ser diferentes de lo que son”, o

  • “alguien debería ser o actuar de forma diferente”.

La palabra “debería” te lleva rápidamente a un estado de desconexión. Aquí es fácil quedarse en cuánta razón tienes respecto a la forma en que la gente “debería” comportarse o sobre cómo “deberían” ser las cosas. Después de todo, es cierto que  si tu pareja te ama no debería culparte por las dificultades que estás pasando, ¿verdad? O si es tu amigo no debería ponerse del lado de tu jefe… Y tu madre no debería dejarte sola cuando estás triste, ¿verdad? Como probablemente hayas descubierto, creer que tienes razón y decirle a la otra persona que no debería hacer algo no ayuda realmente a crear aceptación, intimidad o una transformación del vínculo. Es más, actuar o hablar desde el enojo con frecuencia puede llevar cualquier relación a más desconexión, dolor y desconfianza. Lo más cierto e importante aquí es que algo que están haciendo las personas no satisface tus necesidades y te gustaría pedir un cambio. Es decir, puedes hacer un pedido o establecer un límite e invitarles a que hagan una lluvia de ideas contigo y encuentren ideas creativas para afrontar las situaciones difíciles con más habilidad y conexión.

Los pensamientos que avivan la llama del enojo son como una expresión de resistencia a lo que es. Nuestros juicios suelen funcionar como profecías autocumplidas: es decir que cuanto más me enfoco en lo que alguien “hace mal”, más probable se vuelve que siga teniendo ese comportamiento que no atiende mis necesidades (¡lo inverso también es cierto, felizmente!). Irónicamente, cuanto más logramos aceptar las cosas o las personas tal como son, más probable y fluida se hace la transformación. Para favorecer la aceptación de lo que es, tu mente necesita un poco de contención suave y tranquilidad. Puedes recordarte que, aunque no te guste la situación, no sirve de nada insistir en que algo no sea lo que es en este momento. Y a la vez es válido sentir tristeza y decepción por cómo son las cosas hoy. Puedes permitirte sentir y recibir esos sentimientos, lo cual les permitirá también fluir y transformarse naturalmente, aunque puede que lleve su tiempo.

Luego puedes conectar con las necesidades insatisfechas en la situación y tomar diferentes medidas para cuidarlas y nutrirlas. Cuando estamos en la conciencia del Diálogo Consciente y Compasivo, observamos el contenido de la vida y lo dejamos ir, para cuidar el enraizamiento en lo que es más importante... el amor, el cuidado, el respeto, la equidad, y los valores por los que queremos guiar nuestra vida. 


PRÁCTICA

Esta semana, fíjate cuando surja el enojo y pregúntate: «¿Lo recibo como una señal o estoy avivando su llama con mis pensamientos?». Toma un momento para experimentar tus sentimientos en relación a cómo son las cosas hoy e identifica las necesidades que son importantes para ti en esa situación. Identifica luego de qué maneras podrías atender esas necesidades en tu vida, dentro o fuera de la situación original. Recuerda tratarte con paciencia y compasión y busca apoyo si te hace falta: toma tiempo y recursos empezar a crear nuevos hábitos.